Los pacientes con cáncer, enfermedades nefrológicas, leucemia, lupus, infecciones respiratorias, aumentaron considerablemente en Paraguay en los últimos años. Médicos investigadores, como Joel Holden Filártiga y Luis Insfrán, los vinculan con el mal uso de agroquímicos en los cultivos de soja, maíz y trigo. Lo mismo indican pesquisas realizadas por doctores y la organización Base IS. Pero para otros profesionales de la salud las pruebas no son comparables con nada, porque el Estado no investiga las causas de estos males, incluso cuando son principales razones de muerte en adultos y niños.
En diez años, del 2001 al 2010, en Paraguay las malformaciones congénitas pasaron de ser la cuarta causa de muerte neonatal, a ser la segunda razón. Así también, pasaron de ser la tercera causa de mortalidad infantil, a ser la segunda. En los mismos diez años, los tumores, (que incluyen todos los tipos de cáncer, leucemia y lupus) pasaron de ser la tercera razón de defunciones en el Paraguay, a ser la segunda causa. En el mismo periodo, los fallecimientos por anomalías congénitas se duplicaron. Todo esto consta en el Indice de Mortalidad del Ministerio de Salud Pública del año 2010.
"Los cánceres aumentaron tres veces más en los últimos cinco años y desde hace 15 años, cuando comenzó el cultivo de soja".
Dr. José Luis Insfrán
El doctor José Luis Insfrán es jefe de la Cátedra de Semiología Médica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad nacional de Asunción (UNA). Impulsa una investigación realizada por sus alumnos en el Hospital de Clínicas sobre el aumento de pacientes de cáncer a partir de 1998. Según el estudio, en los últimos 20 años la cantidad de enfermedades hematológicas se triplicaron, en coincidencia con el aumento del uso de semillas transgénicas y agroquímicos en la producción de soja.
El trabajo indica que cerca del 30% de las camas del Hospital de Clínicas están ocupadas por pacientes enfermos de leucemia y linfomas y que se trata de personas provenientes de zonas rurales. “Los cánceres aumentaron tres veces más en los últimos cinco años y desde hace 15 años, cuando comenzó el cultivo de soja”, dijo Insfrán.
Según la investigación, hace dos décadas, 2 de cada 100 camas de Clínicas estaban ocupadas por pacientes con enfermedades hematológicas, pero ahora son 30 los lechos ocupados. El trabajo no incluye a pacientes del ala pediátrica.
Ya en el año 2008 se había realizado un estudio sobre “malformaciones congénitas asociadas a agrotóxicos” en el Hospital Regional de Encarnación, Itapúa. El trabajo fue realizado por la asistente de la Cátedra de Pediatría del Centro Materno Infantil (CMI) de la Facultad de Ciencias Médicas, Stela Benítez Leite; la jefa de Sala de Instructor de Pediatría del CMI, María Luisa Macchi; y la jefa de Neonatología del Hospital Regional de Encarnación, Marta Acosta.
Las doctoras concluyeron que hay “una asociación débil entre defectos al nacer y algunos tipos de exposición materna a pesticidas, con una prevalencia global de malformaciones congénitas evidentes al nacer de 2,2%”. Al analizar la exposición de las madres a plaguicidas, citaron como factores de riesgo para malformaciones congénitas, vivir cerca de campos fumigados, vivir a menos de 1 kilómetro, almacenar plaguicidas en la casa, lavar ropa contaminada y haber tenido contacto directo o accidental con los plaguicidas.
“Vivir cerca de campos fumigados tuvo dos veces más riesgo de tener hijos con malformaciones que aquellas que no vivían cerca de campos fumigados”, indica el trabajo que fue apoyado por la organización no gubernamental Base Investigaciones Sociales o Base IS.
En el 2009, otro trabajo apoyado por Base IS y realizado por Hugo Pereira en Kuruzu de Hierro, departamento de Concepción, indica que “el 60% de los pobladores de la comunidad estudiada manifestó experimentar síntomas de intoxicación aguda debido a exposición al rociado de plaguicidas en la propiedad del frente, mientras que en el 82% de los hogares se han encontrado miembros afectados por la fumigación. El 75% de las afecciones ha aparecido en los habitantes del lugar luego de una a dos horas de la aplicación de plaguicidas en el sojal”.
“La distancia que separa la parcela de soja de la población no supera los 200 metros. Según la especialista colombiana Elsa Nivia, especies sensibles mueren entre 40 a 100 metros del lugar de aplicación de agroquímicos. Según la investigadora paraguaya, Stela Benítez, se considera que existe riesgo de exposición cuando el campo fumigado se encuentra a menos de 1 kilómetro de distancia”, añade la investigación publicada. Otros trabajos apoyados por Base IS en los departamentos de Canindeyú y el Norte del Alto Paraná, tienen similares resultados.
En el 2010, un grupo de médicos de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y profesionales del Laboratorio de Mutagénesis Ambiental de la Facultad de Ciencias Exctas y Naturales de la UNA, se unieron para investigar el “daño celular en una población infantil potencialmente expuesta a pesticidas”.
Luego de estudiar la mucosa bucal de 48 niños expuestos potencialmente a pesticidas y 46 niños que no lo estaban, encontraron que el grupo expuesto tuvo un promedio mayor de micronúcleos, de células binucleadas, mayor frecuencia de fragmentación nuclear y picnosis, que son cambios típicos de una célula necrótica, muerta. El 40% de los niños expuestos tuvieron una exposición de 6 años ininterrumpidos y aportaban evidencias de daño genético en la población expuesta potencialmente a pesticidas en el ambiente.
INSUFICIENCIA RENAL SIN CAUSA
El 09 de octubre de 2014, falleció en el Hospital de Clínicas, con sólo 20 años de edad, Darío Cabral, internado debido a una cirrosis hepática que se convirtió en cáncer. La vivienda del joven, en Lima, San Pedro, está rodeada de sojales que son permanentemente rociados con agroquímicos. Cuando él tenía 11 años, su fotografía exhibiendo serios daños en la piel, denunciándose enfermedades en las comunidades campesinas como consecuencia de las fumigaciones, fue publicada a nivel internacional por organizaciones como la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY).
En el 2014, Paraguay registraba 1.124 pacientes que se dializaban regularmente debido a daños renales crónicos, un 28% más que lo registrado en los últimos cuatro años, según la directora del Instituto Nacional de Nefrología (INN), Susana Barreto.
Los principales disparadores de las graves lesiones renales son, en un 36,2% la diabetes, y en un 18% la hipertensión arterial; pero una cantidad importante de enfermos, el 20%, tiene daños renales crónicos sin que se sepa la causa. “El paciente ya llegó con insuficiencia renal terminal e ingresó a diálisis y no sabemos la causa que la originó”, explica Susana Barreto.
El 37% de dializados tiene entre 51 y 64 años; el 31 % tiene entre 31 y 50 años; pero un 14,6% tiene sólo de 19 a 30 años de edad y un 4,7% tiene entre 8 y 18 años de edad. El 12,7% son adultos mayores de 65 años en adelante.
Ya desde hace unos 20 años, el doctor paraguayo Joel Filártiga es reconocido internacionalmente por denunciar daños a la salud producidos por la fumigación de monocultivos con agroquímicos. Con más de 80 años de edad, y luego de varios libros escritos sobre el tema, los pareceres del médico coinciden con las investigaciones citadas previamente.
“Aumentan las enfermedades renales, todos los tipos de cáncer, la leucemia, las enfermedades respiratorias, porque se fumiga con veneno cada vez más en el campo. Se depredan los bosques, se contaminan las aguas, se fumiga sin control sobre comunidades enteras. Y en las ciudades, se consumen alimentos que aún contienen agrotóxicos, como la soja y los jugos saborizados de soja que tanto dan de tomar a los niños”, afirma Filártiga.
NO HAY RECURSOS. NO SE INVESTIGA.
Pese a tantas denuncias existentes y una serie de investigaciones independientes que señalan que puede haber relación entre el aumento de enfermedades en el país y el mal uso de agroquímicos en el campo, el gobierno nacional no realiza pesquisas al respecto. De hecho, no existen recursos para investigaciones oficiales sobre las razones por las cuales van creciendo los pacientes con cáncer, malformaciones congénitas, enfermedades renales y otros males vinculados con los agrotóxicos.
El doctor José Luis Insfrán, responsable de Semiología Médica de la Universidad Nacional de Asunción, lamenta que el Estado no proporcione recursos para poder investigar a fondo el tema y que no exista un registro nacional de pacientes con enfermedades hematológicas.
El único oncólogo que hay en Alto Paraná y presidente de la Fundación Apostar Por la Vida, Darío Villalba, manifiesta preocupación en el mismo sentido. “La cantidad de personas con cáncer aumenta permanentemente. En el caso de nuestra fundación, son unos 19 a 20 nuevos pacientes por mes, pero no hay manera de investigar las razones que los generan. A nivel nacional sólo hay 16 oncólogos. Y no hay un registró único de pacientes, donde conste su domicilio real, edad, etcétera”, explica.
Por esta misma razón, Villalba dice que “no se puede saber en un 100% si hay más casos de cáncer cerca de cultivos de soja o no, porque no hay parámetro con que comparar eso, ya que no hay estudios respecto a los casos de cáncer en zonas urbanas, por ejemplo”. El médico lamenta, al igual que lo hacen otros profesionales en el mundo, que el Estado invierta millones de dólares para prevenir el ébola, enfermedad no existente en Paraguay, y no haya fondos para investigar las razones que generan la segunda causa de mortalidad en el país: el cáncer.